lunes, 25 de agosto de 2008

El sueño de María Sombra

El sueño de María Sombra:

En un pueblito muy lejano vivía María Sombra con sus padres y hermanos, con quienes se divertía en el amplio jardín con flores por doquier y mariposas multicolores, de una casa pequeña a orillas de un arroyo cristalino.
Así pasaban los días, a pura diversión. A María Sombra le encantaba de noche sentarse en el pasto y contemplar la blanca luna o tratar de descubrir el misterio de las estrellas.
Un día decidió ir sin sus hermanos al arroyo; allí sentada a la sombra de un frondoso sauce, dejaba que la brisa jugueteara con su cabello.
De pronto, de la nada apareció una gitana, y sorprendida ante tan inesperada compañía, la niña se levantó. La gitana le sonrió y le dijo:
- No temas criatura, sólo quiero hablarte un momento, luego te marchas.
María Sombra accedió al pedido de la mujer, se sentó, y escuchó atentamente a la gitana. Aunque incrédula la curiosidad pudo más, pensó entonces:
- ¿Por que no?
- Oye niña te esperan días duros; se acabaron el baile a la orilla del arroyo y
la siesta interminable bajo la sombra del sauce, y tus charlas extrañas con los árboles. Pero también te espera el amor, que vendrá de las aguas -y nuevamente la mujer le repite: Niña, te esperan horas difíciles... Ahh... pero el amor será tu recompensa”.
La mujer la miró dulcemente y se alejó.
María Sombra quedó pensativa, creyó haber soñado toda aquella situación.
Pasaron los días, y María Sombra no pudo olvidar los presagios de aquella gitana.
Sus hermanos se marcharon hacia tierras lejanas, y de Ella que era tan alegre, la melancolía se apoderó.
Al quedarse tan solita sin sus hermanos, y con su madre muy anciana y enferma, ya nada era igual. Solo contaba con la compañía de su fiel perrita luna, que de vez en cuando le arrancaba una sonrisa con sus monerías; o cuando soñaba despierta recordando los presagios de aquella gitana, e imaginaba como sería aquel amor que vendría desde las aguas.
Un tiempo después llegó un gran buque a un pueblo cercano, en donde María Sombra se encontraba de visita en casa de unos parientes.
Una tarde, dando un paseo con sus primas, sin querer se tropieza con un apuesto joven, vestido con un elegante traje. Era un marino del buque recién llegado.
Frente a frente, se miraron profundamente a los ojos, y enseguida supieron que eran el uno para el otro. La alegría iluminó nuevamente el rostro de María Sombra; comprendió en ese instante, que el destino nos pone a cada paso a prueba, para templar nuestro carácter y dosificar nuestras fuerzas en pos de sortear obstáculos. Pero que a la vuelta de los días está la recompensa espiritual que nos hace aseverar, que la vida es la historia más hermosa que alguien jamás haya imaginado.

TEFI BRU

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